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En finanzas, se dice que el apalancamiento te permite alcanzar mayores cuotas de ganancias mediante el endeudamiento. Si pides el dinero prestado, puedes invertir más de lo que dispones en el momento de la inversión.
Ayer surgió un debate mientras hablábamos de llevar a cabo o no una operación inmobiliaria de inversión. Por un lado una buena amiga, mi consejera económica y emocional, me decía sabiamente que ella era partidaria del endeudamiento mínimo o incluso cero. Quedar al margen del sistema bancario, debido a los costes globales. Para hacer este análisis he querido apostar por mi madre: hija del baby boom la cual con endeudamiento siempre ha triunfado. Y por último un amigo con quien he compartido muchos negocios y tiene una visión parecida a la mía.
La verdad es que estos tres perfiles me van redondos para hacer una explicación sobre tres puntos de vista surgidos de la historia económica de nuestro país.
El endeudamiento es una buena idea
En mi ejemplo he puesto a mi madre, Babyboomer. Más allá de especificar si tiene o no conocimientos financieros, su vida le ha enseñado que si quieres algo, es mejor comprarlo en el momento cero, debido que en un futuro siempre valdrá más.
Quien se compraba una vivienda en el año 80, al poco tiempo veía como el valor de ese inmueble, valía el doble o incluso el triple. Ese ha sido su caso en múltiples ocasiones. Es el éxito inmobiliario personificado, aunque nunca invirtió para ganar dinero, todas sus operaciones fueron exitosas.
Aunque el endeudamiento era necesario, nos hace un apunte: “En los años 80 y principios de los 90, tenías que tener una fuerte entrada. A partir de ahí, pagabas al promotor en distintos plazos. El primer piso lo pagamos en tres años. Pedir una hipoteca significaba pagar un 15% de interés anual”.
Por lo tanto, antes del efecto Euro y bajada de los tipos de interés, había cultura de pagar “a toca-teja”, o bien, pedir poco dinero prestado. Aún así, las pocas veces que pidió el dinero prestado, el inmueble se apreció considerablemente y pudo hacer frente a las cuotas que pagó en poco tiempo.
Una hipoteca es fuente de sufrimiento
Quien ahora tiene entre 35 y 45 años (aproximadamente), sufrió en sus carnes el ladrillazo. Saben perfectamente qué es comprar un inmueble por 300.000 euros y que al cabo de un año valga 100.000 euros. Y aún así, en caso de querer vender, no encontrar un comprador.
La hipoteca es fuente de sufrimiento. Sus padres les apretaron con lo de “irse de alquiler es tirar el dinero” y se hipotecaron jóvenes con una pareja que ya no aguantan (algunos ya han cortado) y encima tienen que estar unidos financieramente. Las deudas traen problemas, discusiones y estrés. Cuando firmas un crédito por 35 o 40 años, firmas poner a disposición del banco tus ingresos futuros de toda la vida. Se te acaban los sueños: Esto es todo cuanto harás en tu vida, o sea, pagar la hipoteca. Si no ganas más dinero, no saldrás de este lío. Y tampoco puedes arriesgarte a ganar más dinero porque sino a ver si la vamos a liar y no podemos pagar la hipoteca.
Todo esto es así. Y todo esto es así porque las cosas han cambiado. Cuando somos jóvenes y amamos a alguien pensamos que ese amor será para siempre (quién sabe, quizás tienes suerte). Y nos dejamos asesorar por nuestros padres, a menudo sin formación financiera, solo porque a ellos les fue bien de una u otra manera, probablemente porque si en aquella época arriesgabas, solía salir bien.
Mi amiga es partidaria de estar al margen del sistema financiero. Es mejor ir de alquiler al principio, ahorrar, no comprar tonterías. Si hace falta, arriesgas con un trabajo mejor o creando un sistema para producir más dinero y cuando surja una oportunidad, ir a por ella. Si te falta dinero, pides a tus familiares cercanos, o pides una pequeña hipoteca. “El sistema financiero exige un 30%, o sea, el 20% más gastos. Yo me impongo un 40 o incluso un 60% para poder dormir tranquila”. La cuota de hipoteca tiene que ser inferior a la de alquiler, sino no sale a cuenta”.
El endeudamiento es relativo
El endeudamiento puede ser positivo o negativo. Dependerá del porcentaje de apalancamiento. Si no tienes dinero, encuentras una oportunidad, pides el dinero al banco y ganas dineros a porrones, dirás que endeudarse es la hostia. Si lo haces por mera supervivencia te diría que tengas paciencia que ya encontrarás algo mejor.
Mi amigo y socio tiene mi edad. Tiene un piso en propiedad y lo va alquilando. Él vive donde quiere, cerca del trabajo, en un piso alquilado. Considera que ya hizo su inversión al comprar y alquilar algo cerca del mar. Aún así, me dice: “Me parece que hice una buena compra. Aún así, con el tiempo algunas veces me he arrepentido, ya que después me han surgido oportunidades que he tenido que desestimar por culpa de esta operación”.
Lo más importante es invertir en uno mismo. Es la mejor forma de crear valor. Hemos hecho juntos operaciones de bolsa donde hemos ganado dinero. Hemos hecho alguna pequeña inversión industrial rentable. Pero lo que nos caracteriza a ambos es que hemos invertido en nosotros mismos. “Si te mantienes en forma, sigues reciclándote y estudiando, tienes las cosas claras y laboralmente te respetas…progresarás y vas a poder comprarte la casa de tus sueños sin problemas. Si empiezas tu vida endeudándote y tomando decisiones que van a afectar los próximos 40 años de tu vida… Algo falla”.
“Lo que yo quería con 23 años, que fue cuando empecé mi carrera profesional, no es lo que quiero ahora. Por lo tanto, es mejor tomarte un tiempo para aprender, conocerte a ti mismo, saber lo que quieres y donde quieres vivir o con quién. Y le diría a todo el mundo que ahorrase. Dejad de comprar estupideces, de renovaros el móvil cada año y tirar el dinero en objetos que no os harán más felices. Llenad vuestra vida de conocimiento y rodearos de felicidad”.
Ahorrar es la clave
En todos los casos ahorrar es la clave. Y es así como lo relata mi amigo: “Cuando tienes dinero en la caja, se toman siempre mejores decisiones. La escasez genera ansiedad, y bajo estrés se pueden cometer errores. Desde seguir con una pareja tóxica a seguir en un trabajo por miedo al fracaso y no pagar la hipoteca”.
El ahorro hace que podamos arriesgar, hace que no tengamos miedo a perder nuestro trabajo. Tener dinero en mano hace que podamos pensar en posibilidades de hacer más dinero mediante inversión en capital, o crear una empresa, trabajar por nuestra cuenta. También, que si surge una oportunidad inmobiliaria, podamos acceder a ella con ventaja frente a los demás competidores.
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